Prólogo
La Pintada en la Pared, no es Otra Cosa que un Medio de Comunicación
El amigo Roberto Bongiorno, me ha invitado a participar del prólogo de su nuevo libro con Ángel Pizzorno, para mí es un honor y un placer, porque nos une una amistad de más de tres décadas y porque coincidimos generalmente en el modo de escudriñar los acontecimientos históricos y le reconozco una original estética en su atractiva impronta literaria, dado que juega con las palabras y las imágenes, haciendo el desarrollo sumamente peculiar.
Recuerdo que, en los primeros años que nos conocimos, yo quería sacar un periódico de política cultural donde la imagen fuera lo central, que la ilustración hablará por sí misma, sin perder el buen gusto y la elegancia, porque observaba cierta pereza en los individuos a la hora de tomarse tiempo para leer, digamos que, en general, prefieren una escena acabada, procesada la comunicación. Roberto superó mis expectativas, fue inmejorable, me sentí un privilegiado en dirigir esa publicación.
Ahora, con su cuarto libro en coautoría con Ángel Pizzorno, no hace más que confirmar esa huella artística, nos relatan hitos históricos, desde 1880 hasta 2010, década tras década, con el retozo de una pintada puntual y, al pie, lugar y fecha, un momento histórico con la traza revisionista de quien la pintó, el ensayista se matiza reflexivo en un argumento sobrio, nos nutre de cuantiosa información y en una trama entretenida. ¿Que nos cuentan los autores en este libro? Nos narran la lucha del pueblo argentino, que es la lucha de todos los pueblos, porque como Tolstoi dijo: “Pinta tu aldea y pintarás el mundo”.
La pintada en la pared, no es otra cosa que un medio de comunicación, uno delas más antiguos, entonces tropiezo con alguna definición que me gusta y la define como: “El acto de enviar un mensaje a un perceptor” y el secreto de esa definición está en la palabra perceptor (llamado así porque considera al receptor como sujeto de la comunicación) y en el cual las sensaciones y las ideas de ambas partes influyen considerablemente en el contenido del mensaje. Es decir que hay quien genera una acción que permite ser recibida por otro que, según sus sensaciones, percibe en el espacio y en el tiempo influido por sus emociones, su historia y lo que conoce de la historia del otro, razón por la cual adquiere un significado: entonces ahí se produce la comunicación.
Empecemos por quien genera la acción, que en el caso del presente libro es quien realiza la pintada, no lo conocemos, pero lo imaginamos a partir de nuestra experiencia, si es un grafiti, seguramente será una persona joven, si es una pintada política de carácter propagandístico, será posiblemente una agrupación ¿Cómo lo analizo desde mi parecer? Tengo dos estimaciones, en la primera el sello juvenil, la necesidad de expresarse, en el segundo caso, la decisión de un candidato de hacer conocer un mensaje y lo costea para que lo produzcan. Obviamente mis prejuicios juegan a la hora de la comprensión, pero quiero exponer cómo se activa la comunicación, lo primero que entra en funcionamiento es ¿qué pensamos del emisor?, es decir, en sus intenciones, luego, como nos afecta el mensaje. Para ello, lo vamos a tamizar en función de las sensaciones, categorías, emociones y prejuicios que sobrellevamos en ese instante en que se nos aparece la pintada puntual, o sea, el mensaje, una vez procesado, podrá ser inocuo, podrá generar satisfacción, alegría, desagrado, tristeza.
Quienes investigan esa relación nos revelan que la interpretación de un mensaje comprende dos niveles: el denotado y el connotado.
La denotación está dada por los aspectos objetivos de un mensaje, constituidos por elementos de carácter descriptivo o representacionales que una imagen o un texto indica o señala: en el presente, será la pared elegida, los colores utilizados, la medida del texto, el contenido.
La connotación se manifiesta en aspectos relativamente subjetivos de un mensaje y su importancia está dada porque actúa sobre reacciones emotivas, como en el caso de los mensajes persuasivos. Esto es: el receptor padece activamente en la construcción del mensaje, porque un mensaje connotado está construido en parte por el diseñador del mensaje y, por otro lado, por las experiencias individuales del receptor, que a veces se pueden anticipar en la medida en que se trate de experiencias corrientes al colectivo al que se dirige el mensaje. Interpela: ¿reafirma mis valores o los pone en crisis?
Según el grado de impacto será recordado o pasará a la lista de las cosas olvidadas, pero las pintadas descansan en las paredes y perduran hasta la próxima intervención, ese tiempo está la expectativa del emisor de generar perturbación en el transeúnte, dejar una huella, una secuela de su paso por la vida, después de todo se trata de transcender en una obra, que le grite al mundo: “Existo, yo existo”, y ese mundo que, impávido, nos trata como la nada misma.
Porque, más allá de lo que dibujamos, decimos y escribimos, la idea de darle un sentido a nuestra existencia es lo que nos lleva a la obra, -en este caso la pintada-, la actividad productiva y creadora del hombre, encarna y simboliza conocimiento: sólo el que conoce puede producir y crear, alcanzar con su talento el resultado de transformar los objetos del mundo.
Eso es tan así, que en la nueva Tecnología de la información y las comunicaciones (TICs), que nos pintan los celulares, las tablets, las computadoras, con representaciones, Instagram, Snapchat, todo es imagen y puesta en escena, pero se esfuma rápidamente, por eso más que nunca estas pintadas subyacen para la eternidad.
El hombre es primordialmente visual, el mundo le entra por los ojos, de ahí la potencia que tienen las comunicaciones visuales y, aunque muchas veces su contenido no sea sustancial, es lo visual lo que otorga dicha potencia.
Al momento de percibir, el significante es esencial e inmediato en el proceso perceptivo, ya que la falta de significación nos perturba, nos tensiona, nos provoca un menoscabo psicológico porque es necesario darle un sentido a lo que percibimos.
Los autores nos invitan a un viaje por la historia desde una pintada y un relato, nos cuenta de Roca y la pintada elegida: “Mejor un mayo francés, que un julio argentino”, la imagen cuenta que es mejor un pueblo pidiendo mayor participación (mayo francés de 1968), que el sometimiento por la fuerza. También el uso incongruente, pero políticamente ocurrente, de una pintada que lucía: “El Grito de Alcorta sigue vivo”, igualando la lucha del año 1912, entre los que cultivaban la tierra y los terratenientes dueños, con el conflicto de las retenciones de 2008, del gobierno de Cristina, que reunió inusitadamente a los explotados y explotadores en la misma trinchera. Pero -¡ojo!- esa interpretación es la mía desde mis creencias, seguramente, podrá o no ser compartida por el lector y eso es la comunicación a la que me refiero.
Sigue el recorrido y nos detiene en memorables estaciones, algunas nos perturban, La semana Trágica, otras nos provocan una sonrisa de humor negro, Pizzería Federal Argentina al servicio de la impunidad, también me trae a la memoria, la lectura de libros donde nos contaban esas historias, Perón-Quijano, Evita, para luego ya entrar en nuestra contemporaneidad. Nací con La revolución de Valle, no solo lo leímos, lo vivimos, la resistencia peronista. Mi viejo, peronista de Perón, Soldado no tires, soy tu hermano, recuerdo que cantábamos en el Puente 12, cuando volvió Perón, fuimos participes en alguna medida, en la década del 70, todos los jóvenes nos sentíamos revolucionarios, tomábamos escuelas, pintamos paredes, a veces como militantes de la Unidad Básica, otras con mis compañeros de la secundaria ganamos el primer centro de estudiantes, volvía la mística, volvía la Patria, volvía Perón, por acción u omisión todos construimos la contemporaneidad.
Una de las paradas de los autores en este recorrido es La masacre de Trelew, yo tenía 16 años, recuerdo haber acompañado a mi hermano a la Facultad de Derecho, donde una gran cruz recostada en el piso, hecha de bloques de cemento, homenajeaba a los mártires de Trelew, no era cualquier tiempo, era la Gloriosa Juventud Peronista. La vuelta de Perón, todas las semanas movilizaciones, el puente 12, los enfrentamientos de Ezeiza, la casa de Gaspar Campos, las discusiones hogareñas con el lado gorila de la familia. Las desgarradoras e injustas muertes de Rucci, el padre Mugica, que buscaban confusión y beneficiaban a la antipatria.
El golpe de 1976, Dictadura Militar, muerte y desaparecidos, La Noche de los Lápices, Las Madres de Plaza de Mayo, resistir es combatir, cuenta una pintada, la Guerra de Malvinas y la vuelta a la democracia, mucha militancia solidaria y también algunos personajes grotescos, que el paso del tiempo se los llevó y otros que todavía pululan y siguen haciendo daño. Son un gran cúmulo de historia que nos provee este agudo libro llegando hasta nuestros días, donde una pintada cuenta:
Nos mean y la prensa dice que llueve.
Los capítulos siguen hasta nuestros días. La clave de este libro es que no distinguimos cosas sin buscarlas, no oímos sin escucharlas y ese balizamiento de la percepción que los autores se hacen en sintonía con el objeto, (en este caso pintadas en paredes), le sirven para contar su testimonio, que es la historia de un argentino comprometido con su tiempo. Hay sobrados motivos para recomendar la lectura de este libro, pero lo hago más fácil, los dejo en la compañía de las pintadas puntuales, que los hospedará cálidamente en cada una de estas páginas.
Jorge Ambrosini