14/12/2020A mediados de los años cincuenta, Buenos Aires sufrió la última gran epidemia. La Municipalidad fumigaba, lavaba las calles y desmalezaba con un furor ausente en circunstancias normales. Cuadrillas de voluntarios pintaban los árboles con cal viva para matar los insectos, y las madres colgaban saquitos de alcanfor al cuello de los chicos.